martes, 22 de junio de 2010

Ternas arbitrales: ¿Hay que representar a todos los continentes o elegir a los mejores?


Por Juan Pablo Méndez Foronda
Llegando a la culminación de la segunda fecha del Mundial de fútbol de Sudáfrica, podemos decir que las ternas arbitrales están demostrando una vez más que el juego va más allá de los merecimientos y lo hecho en cancha, puesto que con sus errores, muchas veces condicionan un resultado.
Cuando se observa la lista de jueces designados para la Copa del Mundo, no deja de llamar la atención encontrar un seychellense, un saudí, un húngaro, un salvadoreño o un neozelandés.
Es increíble que países que no tienen en su historia grandes roces internacionales (exceptuando a Hungría de los anteriormente nombrados) y que a la vez poseen ligas locales de una muy pobre envergadura, tengan representantes entre los que deben impartir justicia dentro de la cancha.
Más allá de estas designaciones, cuanto menos extrañas, los errores arbitrales se extienden a casi todos los colegiados. Muy pocas excepciones pueden rescatarse, dentro de las que se encuentra el carismático y siempre sobre la jugada árbitro argentino, Héctor Baldassi.
A la hora de analizar algunas acciones puntuales, se puede tomar como ejemplo el caso del malí Koman Coulibaly, quien anuló un gol injustamente a la selección de los Estados Unidos (tanto que hubiese significado la victoria), en una jugada en la que únicamente pueden observarse al menos tres infracciones por parte de jugadores eslovenos contra delanteros norteamericanos y en la cual no hay posición adelantada.
Un párrafo aparte puede dedicarse al francés Stéphane Lannoy, quien en el partido Brasil-Costa de Marfil, convalidó un gol en el cual Luis Fabiano tocó dos veces la pelota con la mano en la gestación de la jugada. No contento con esto, se le puede ver teniendo un diálogo con el delantero, en el cual parece reírse de la “picardía” que tuvo éste. Pero eso no es todo. Probablemente, al reconocer su error, no encontró mejor manera de remediarlo que expulsando a Kaká por doble amonestación en una jugada en la cuál no puede apreciarse un golpe certero del brasilero contra el rival, y que en caso de que el árbitro lo interpretara de esa manera, debió haber sacado la tarjeta roja directamente.
A otro nivel, pero no por eso menos determinantes, pueden ponerse el gol en offside convalidado por el guatemalteco Carlos Batres, a instancias de su asistente costarricense Leonel Leal, en el partido Nueva Zelanda – Italia, y el 3 a 1 de Gonzalo “Pipita” Higuaín contra Corea del Sur, en este caso cobrado por el belga Frank de Bleeckere.
Más allá de los graves errores antes mencionados, no se pueden dejar de tener en cuenta las faltas mal cobradas, los laterales y corners equivocados, las amonestaciones injustas y demás pequeños equívocos que condicionan el desarrollo de la gran mayoría de los partidos disputados hasta el momento.
Ante toda esta evidencia se llega a la pregunta planteada en el título de la nota: en el Mundial, a la hora de elegir los jueces ¿hay que representar a todos los continentes o elegir a los mejores? Creo que la respuesta es evidente. Por el bien del fútbol, elijamos a los mejores.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Coincido con la nota, el arbitraje de este mundial es decadente!!! Salvo Baldassi, el resto es un papelon

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con vos Juan Pablo, lo pudimos comprobar con los partidos de octavos y en la definición de grupos, un desastre los arbitrajes